Formulario de contacto

 

Agresividad y Violencia en Adolescentes ¿Qué podemos hacer?




     En los últimos años, hemos escuchado con frecuencia: los adolescentes son hoy más agresivos y violentos. Antes de asegurarlo o refutarlo, es importante, padres, recordar nuestra propia adolescencia y así comprender la de los hijos. Comenzar preguntándonos ¿realmente los adolescentes hoy son diferentes a los que fuimos, y que sólo han cambiado las circunstancias? Entendamos que la adolescencia puede ser una crisis necesaria donde habrán grandes cambios psicológicos, especialmente una crisis de oposición, dada por la necesidad de autoafirmarse, de formar un yo diferente al de sus padres, autonomía, independencia intelectual y emocional.

    Por otra parte, esa crisis social que vive el adolescente provoca rebelión contra los sistemas de valores de los adultos y las ideas recibidas, criticando al adulto su falta de comprensión, que según él, atentan contra su independencia. Igualmente, puede frustrarse continuamente, ya que, en ocasiones, le pedimos actuar como adulto (en sociedad, responsabilidad), pero, eventualmente, se le trata como niño, prohibiéndole ciertas vestimentas, reglamentando sus salidas, siendo entonces esa angustia la manifestación de la tensión que el chico soporta. Surge allí la “agresividad” como respuesta a dicha frustración, manifestándose contra nuestra negativa a sus exigencias en irritabilidad, propensión a la violencia, malas respuestas, portazos, peleas entre hermanos, otras.


     Es indispensable, padres, que reconozcamos nuestros errores al comunicarnos con los hijos y la importancia de conocer su grupo de amigos, porque aquellos adolescentes sin soporte afectivo-comunicacional en su familia, se sumergen en grupos potencialmente co-determinantes en su agresividad, eligiendo grupos donde la agresividad sea máxima expresión y la violencia vista como valor, instalándose como un patrón fijo de la personalidad.
Consideraciones para prevenir y manejar la agresividad adolescente:

·                    Comenzar temprano: Identificar la naturaleza de los conflictos, incluso antes de que se presenten. Los psicólogos recomiendan poner límites desde la infancia.

·                    A nivel de la escuela: No castigar, etiquetar, ni rechazar a los adolescentes conflictivos. Siempre diálogo, mejorando comunicación y confianza. Al detectar cambios de conducta, notificar a los padres en privado.

·                    Una escuela comprensiva: basada en el trabajo cooperativo, donde los implicados tomen decisiones consensuadamente, con autoridad ejercida positivamente.


·                    En la familia: mayor participación mediante el diálogo con los profesores, potenciar la educación en los valores democráticos y de convivencia. Revisión de las pautas familiares de autoridad que rechacen la violencia y aumente la comunicación. Los padres deben a decir “NO” razonadamente. Evitar la nula afectividad y la excesiva permisividad. La sanción ha de formar parte de la educación.

·                    Los padres debemos ejercer nuestro rol: definir límites en la relación con nuestros hijos; estos se discuten con ellos, considerando sus necesidades, siempre cumpliendo con lo siguiente: No mandar hoy una cosa y mañana otra: se pierde credibilidad. Una decisión tomada, se razona y mantiene. No exigir lo que NO somos capaces de hacer. Mantener congruencia de vida. No se exige orden si somos un desastre. Controlarse, evitando la ira, el enfado y la agresividad.  Interesarse por todas sus acciones. No exigir, ordenar y desaparecer de la escena. Valorar todo lo bueno y la responsabilidad por pequeña que sea, que se sientan estimulados, y procurar acompañarlos para observar lo que han hecho bien.

     EN DEFINITIVA, NO OLVIDAR TRANSMITIR A NUESTROS HIJOS COMPAÑERISMO, SOLIDARIDAD, TOLERANCIA Y RESPETO, ES LA MEJOR FORMA DE PREVENCIÓN.


Dr. Armando Arias Gómez
Adolescentólogo
Presidente SVPP




NUESTROS PATROCINANTES


  


Comenta en facebook