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El estreñimiento en el niño

     Es sorprendente el gran número de niños que sufre de estreñimiento, problema que genera angustia y ansiedad en los niños y su entorno familiar. Se caracteriza por uno o más de los siguientes eventos: menos de dos a tres evacuaciones a la semana, manchado frecuente del pañal o ropa interior, retención fecal secundaria al miedo a evacuar por el paso doloroso de las heces gruesas y de gran tamaño o tipo “heces de cabra”; acompañado de falta de apetito, irritabilidad y cólicos abdominales intensos que calman con las deposiciones. 

    Las causas son diversas, van desde las menos frecuentes como las alteraciones orgánicas y funcionales (malformaciones intestinales, parálisis cerebral, autismo, etc) hasta las más comunes como psicológicas, donde podemos señalar todas aquellas situaciones “nuevas” que producen estrés en los niños (obligarlo o castigarlo durante el aprendizaje del hábito evacuatorio, inicio de la escolaridad o guarderías, cambio de colegio y/o de maestra, acontecimientos familiares traumáticos como muerte de un familiar o del cuidador, incluso peleas o separación de los padres, entre otras). Aunado a los antecedentes familiares de estreñimiento que juegan papel importante en la aparición de esta condición. 


    Los niños entre 1 y 4 años de edad generalmente defecan entre 1 y 3 veces al día, y más del 90% defeca como mínimo interdiario. Los recién nacidos y niños menores de 1 año pueden tener esfuerzo o dificultades para defecar, usualmente con heces blandas; debido simplemente a un sistema digestivo inmaduro con músculos rectales que no se relajan en el momento preciso; asociado al tipo de alimentación que recibe, lactancia materna y/o fórmulas infantiles; pueden pasar varios días sin defecar, y están completamente normales y sanos.

    En la mayoría de los casos no se requieren exámenes especiales; sólo en aquellos niños con cuadro clínico severo o de difícil manejo médico. El tratamiento del estreñimiento varía de acuerdo al origen del problema, la edad y personalidad del niño. Algunos requieren solamente cambios o ajustes en la dieta y modificaciones conductuales en el hábito evacuatorio; mientras que otros necesitarán la prescripción de medicamentos como laxantes y/o ablandadores de heces, por tiempo prolongado sin efectos secundarios preocupantes. 


    Además, el niño debe tener horarios fijos para acudir al baño, sentarse en el inodoro 3 o 4 veces al día, durante 5 a 10 minutos, contar con un sanitario cómodo, donde pueda apoyar los pies mientras está sentado y en un ambiente libre de temores. Si se logran reunir todas estas premisas, podrá “crear” o “reacondicionar” su hábito de defecación.

 Autora: Dr. Claudio R. Arredondo B.
 Gastroenterólogo Pediatra




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